Sarcófagos de Karajía y Cueva de Quiocta

Los sarcófagos de Karajía

Hoy iniciamos una nueva jornada de descubrimientos en el Norte de Perú. Nos reunimos con Philippe, el cofundador de Phima Voyages, para que nos lleve a ver los famosos sarcófagos de Karajía.

Estos sarcófagos son junto con Kuélap y las cataratas de Gocta, uno de los principales atractivos de la región del Amazonas. De hecho, el norte de Perú es por el momento, considerado por los viajeros como una prolongación de un viaje al sur.

El trayecto desde Gocta hasta el pequeño pueblo de Cruz Pata, punto de partida de la caminata, nos lleva 1h30 en coche.

Pagamos la entrada, rellenamos el registro de visitantes y emprendemos una caminata de 20 minutos a través de los campos peruanos. En la curva del camino, vemos los sarcófagos.

Al igual que los mausoleos de Revash, están situados a unos 10 m por encima del camino, en grietas del acantilado. Esta posición les permitió escapar a los saqueos.

Los sarcófagos de Carajía representan formas humanas y miden unos 2,5 metros de altura. Hay 6 en total.

Su armazón es de madera, cubierta con una mezcla de barro y paja para darles su forma única. La cabeza representa una máscara funeraria y sus cuerpos están pintados de rojo y blanco con diferentes motivos geométricos.

Dos de ellos tienen cráneos en la cabeza, lo que hace pensar a los arqueólogos que eran grandes guerreros.

Dentro de cada sarcófago se podía introducir una sola momia en posición fetal. De acuerdo con la cultura Chachapoyas, sólo los más altos dignatarios podían reclamar este privilegio.

En el mismo acantilado también hay sarcófagos más pequeños y menos elaborados, que probablemente sirvieron de enterramiento a otros dignatarios. El siguiente vídeo te muestra sus ubicaciones.

Tras admirarlos un rato, emprendemos el camino de vuelta, que nos llevará un poco más de tiempo (unos 30 minutos) que la ida, ya que la subida de vuelta bajo el sol es un poco dura.

La Cueva de Quiocta

Tomamos el coche una hora más para llegar al pueblo de Lamud, donde pasamos la noche en el Hotel Tambo Sapalanchan.

Este hotel, junto con la Estancia Chillo y el Gocta Lodge, son nuestros 3 alojamientos favoritos.

El tiempo justo para dejar el equipaje y partimos hacia la otra visita del día: la cueva de Quiocta.

Para poder entrar en la cueva, es obligatorio ir equipado con botas y linternas frontales, así que nos detuvimos en la oficina de la asociación que gestiona la cueva para conseguir nuestro equipo y nuestro guía, porque también está prohibido entrar solo en la cueva.

Tras media hora conduciendo y 5 minutos andando llegamos a la entrada de la cueva. Una vez dentro comprendo la necesidad de tener lámparas porque la cueva no ha sido acondicionada en absoluto y la única luz vendrá de allí.

Reconozco que no estoy muy tranquila porque no podemos ver más allá de nuestros pies, que se hunden literalmente en el barro (de ahí el interés absoluto de las botas).

También comprendemos rápidamente que, para la seguridad de nuestro equipo fotográfico, es mejor meterlo en la mochila (Pobre funda, ¡Acabará su vida fosilizada en el barro!)

A medida que avanzamos por la cueva, el guía nos muestra diversas curiosidades, como huesos y cráneos, pero lo más impresionante siguen siendo las numerosas estalactitas y estalagmitas que salpican la cueva, la cual es enorme y realmente hermosa.

Por último, el hecho de que la cueva no esté iluminada añade un efecto sorpresa al descubrimiento y una atmósfera un tanto mística.

Tras una hora de visita, salimos de la cueva y descubrimos que estamos completamente cubiertos de barro hasta las rodillas.

Tambo Sapalanchan

De vuelta al Tambo Sapalanchan y tras una ducha urgente, nos esperan los dueños para cenar. Nora y Paul, ambos de Lima, se enamoraron de la región del Amazonas y decidieron abrir un hotel allí hace 3 años.

No es un hotel clásico, ya que la decena de habitaciones que lo conforman están repartidas en pequeñas casas individuales.

Cada casita tiene un dormitorio enorme con un colchón supergrueso (¡Si tan solo pudiéramos tener el mismo en casa!), un vestidor y una ducha muy grande.

Nora ha pensado en todo, el set de baño instalado incluye una mascarilla para el pelo, ¡Aquí es todo un lujo!

En cuanto a Paul, nos dijo antes que era chef, así que eso nos hizo la boca agua para la comida. Definitivamente no nos decepcionó, porque al saber que me encantaba la pasta, el chef nos hizo muy felices preparando pasta casera sólo para nosotros.

• Menú de la noche: Fettucini hecho en casa con salsa de nueces para uno y salsa alfredo para el otro + un enorme trozo de tarta de zanahoria. Y sí, Nora también hace unos pasteles deliciosos que vende en Chachapoyas.

No hay más que decir, después de todo eso, ¡Nos esperaba la cama!

A la mañana siguiente, fuimos consentidos con un desayuno más que copioso, sin embargo el caballero se llevo una pequeña sorpresa ¡Estaba tomando té de alcachofa!

Eso le pasa por querer probarlo todo y no haber leído antes la etiqueta de la bolsa… Al parecer, los peruanos suelen tomarlo para desayunar porque tiene virtudes medicinales, ¡Pero en realidad es muy amargo y no fue para nada de su gusto!

A continuación, nos reunimos con Nora y Paul en la guarida del chef: la cocina. Paul ha decidido compartir sus conocimientos y ofrece clases de cocina a sus huéspedes. Gracias a Phima Voyages, tenemos la suerte de poder beneficiarnos de ello.

Así que nos ponemos gorros y delantales (¡Mucho más sofisticado que una rejilla para el pelo!) y ponemos manos a la obra. Con la ayuda de Paul preparamos una ensalada de quinoa como entrada, un lomo saltado (plato típico peruano hecho con carne de ternera) y un postre con leche condensada y limón.

Por supuesto, nos iremos con las recetas (traducidas al francés por Philippe y Martina) para poder repetirlo todo en casa.

Llegó la hora de la degustación y debemos admitir que ¡está riquísimo!

Al final de la comida, como era mi cumpleaños, me sorprendieron con un enorme trozo de tarta de chocolate sólo para mí y un «Feliz cumpleaños» cantado en español. Me emocioné mucho, Nora y Paul son realmente encantadores.

Por desgracia, ya es el final de nuestra estancia en Lamud, y tenemos que volver a Chachapoyas para nuevos descubrimientos.

Información práctica

• Sarcófagos de Karajía: 1h30 en coche desde Chachapoyas + 20 a 30 minutos a pie. Entrada de 10 soles.
• Cueva de Quiocta (cerrada temporalmente): Salida desde Lamud, o consulta con Paul desde el Hotel Tambo Sapalanchan.
• Hotel Tambo Sapalanchan (haz click para descubrir el hotel)

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